sábado, 29 de noviembre de 2008
De fronteras e idiomas
Es cierto, no hay ninguna prueba de nuestro paso por Biarritz, más que las ojeras del día siguiente por las calles de Vitoria. Y si, aunque nadie dio fe de nuestro paso por esa frontera, sospecho que ese simple hecho sirvió para consolidar esta amistad más allá de los idiomas y las distancias. Nos hemos escuchado y acompañado en varias versiones del inglés, y en aún más acentos del español, sabiendo que al final del día siempre sería posible enviar un mail, muy breve o muy extenso para compartir las a/des/venturas.
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